Las judías son un alimento con un bajo aporte calórico. Este contenido calórico se debe a la presencia de hidratos de carbono, como el almidón, que se encuentran concentrado en sus semillas, así como una pequeña cantidad de proteínas.
Son buena fuente de fibra y entre sus minerales destaca la presencia de potasio y calcio, y en menor proporción, yodo, fósforo, hierro y magnesio. También contiene cantidades apreciables de cromo. El calcio y el hierro vegetal apenas se asimilan en nuestro cuerpo si se compara con los alimentos de origen animal. Las judías verdes son una de las verduras más pobres en sodio.
RECETA
- 800 g judías verdes, de vaina ancha. Limpiarlas y cortarlas en trozos de unos 5 cm de largo
- 250 g bacon, cortado en trocitos pequeños
- 30 g (aprox.) hojas frescas de albahaca
- 30 g piñones (más un puñadito para adornar)
- 1 diente de ajo pequeño
- 1 trozo de queso parmesano, de unos 30 – 50 g, aprox. (mejor si lo rallamos en casa)
- aceite de oliva
Elaboracion :
Cuece las judías bien limpias en agua salada, hasta que queden más o menos “al dente“. Tardarán aproximadamente unos 15 minutos, puede que algo menos, puede que un poquito más. Lo mejor es que las vayas probando hasta que estén a tu gusto. Una vez cocidas, pásalas por agua fría y deja que escurran bien.
Mientras cuecen las judías, puedes ir preparando la salsa pesto. Para hacerla más rápido, usa una batidora , aunque también puede hacerse en un mortero. Tritura el diente de ajo, junto con las hojas de albahaca y los piñones. Ha de quedar muy homogéneo. Comienza a agregar aceite de oliva poco a poco (a hilo, es decir, vertiendo un chorrillo fino, como si estuviéramos haciendo una mayonesa) con la batidora en marcha. Verás como el conjunto comienza a ligar y obtienes una emulsión de un verde brillante . Esta salsa, al reposar en la nevera, queda una pasta riquísima a la que podrás sacar mucho partido
En una sartén grande, con poquito aceite y a fuego medio, saltea el bacon. Cuando esté dorado, añade las judías y saltéalas un par de minutos más, sin dejar de mover. Corrige el punto de sal si fuera necesario.
Ya tienes listo el salteado. Emplátalo. Salsea con un poquito de pesto y decora con unos piñones y una pizca de parmesano. Sirve aparte el resto de la salsa y el parmesano rallado, para quienes quieran ponerse más en su plato.